Superposición del sitio

Serenidad, solo por hoy

Comprenderemos el significado de la palabra serenidad y conoceremos la paz.

Esta misma mañana le envié un mensaje a mi padrino para agradecerle su presencia en mi vida. Y para confirmarle que ya hace varias semanas que mis comportamientos sexuales (los que estoy encarando ahora) se encuentran a raya (mis comportamientos más graves están a raya desde hace año y medio).

Soy un adicto sexual que se recupera en ASA y mi grupo de pertenencia (o sea, el grupo que yo considero mi “hogar espiritual”) es el Grupo Telefónico.

Esta mañana cuando le estaba escribiendo a mi padrino por supuesto que la palabra que me vino a la mente fue serenidad. Creo que no la usé por modestia y también porque sé que es un estado en el que me cuesta mucho mantenerme (hoy por hoy, no por el sexo, sino por otras cosas, como las actividades). Pero también puedo ver esta cuestión de otro modo: puedo comparar cómo era mi vida al llegar a ASA, y especialmente al Grupo Telefónico, y cómo es ahora.

Yo sé que para otras personas, que no tienen una adicción sexual, decir que no a alguien que te invita a tener sexo no es nada del otro mundo, pero para mí ha sido una revolución aprenderlo. Y sigue siéndolo. Me acuerdo de que hace muchos años, cuando todavía no conocía los Doce Pasos ni las reuniones, invité a un desconocido a casa y lo hice descubrir una serie increíblemente larga de comportamientos sexuales que a él le llamaban la atención y que yo conocía muy bien. Y que, mientras estaba “haciéndole el tour”, sentía un cansancio sin nombre, por haber estado practicando estas conductas durante toda la semana. Incluso me acuerdo de haberme dicho a mí mismo que no quería estar en esa situación. ¡Qué increíble! Pero la verdad es que me solía encontrar en situaciones incómodas creadas por mí mismo con frecuencia en esos años.

Conozco a ASA y al Grupo Telefónico hace cuatro años, y a los Doce Pasos los conozco desde 2014. No nos recuperamos de los mismos comportamientos en las reuniones; de hecho, yo creo tener una sexualidad bastante libre. Pero hoy por hoy el sexo cueste lo que cueste no gobierna mi vida ni mi cuerpo ni mi energía. Si hoy estoy ocupado, me dedico a mis tareas. Si me encuentro con amigos, sé respetar esas amistades. Y, sorprendentemente, cuando me comparo hoy con ese pasado, mis prácticas sexuales ocupan un espacio bastante reducido en mi vida, a veces pasan algunas semanas sin que tenga sexo ¡y lo siento perfectamente normal! ¡Qué locura pensar que antes no pasaban ni minutos u horas antes de que volviera a mis conductas compulsivas! Yo que antes estaba honesta y erróneamente convencido de que el sexo era lo más importante del mundo.

Entonces tiene mucho sentido que hoy me sienta muchísimo mejor que nunca. Al punto de animarme a usar la palabra serenidad. Empecé a escribir esta historia hace unos días por la mañana. La estoy terminando de noche dos días más tarde: puedo utilizar las mismas varas para medir este día también. Ha sido sereno y pacífico, con dificultades, por supuesto, pero ha sido un día muy feliz.

Yo le deseo a quien llegue a los grupos por primera vez esta misma sensación de plenitud que me ha regalado trabajar el programa de ASA.

Ariel