Ya no querremos ser egoístas en nuestras relaciones humanas y cobraremos un gran interés en las desdichas de nuestros semejantes.
Una de las cosas que más agradezco al programa es haberme mostrado la importancia de buscar la humildad. Antes de entrar a los grupos, la humildad era algo entre la pobreza y la negación educada cuando alguien decía algo bueno de mí. Ahora mi forma de entender la humildad ha cambiado totalmente. Hoy veo la humildad como la verdad, algo que deseo en mi vida. La verdad de quien soy, la verdad de lo que siento, la verdad de lo que deseo, la verdad de la vida que me rodea.
Para mí la humildad es la brújula de la vida, nada más y nada menos. Cuando estoy confundido, cuando no sé qué hacer, cuando tengo miedo, cuando la vida me supera, la salida casi siempre es la humildad. No huir de lo que siento, sino reconocerlo. No querer ocultar los miedos, sino ver qué es lo que hay detrás honestamente.
La humildad me invita a verme de forma equilibrada, tengo cosas buenas y cosas que quiero cambiar, pero soy un ser humano, como todos.
Por la parte que se refiere a mis equivocaciones, cuando las comparto honestamente con los demás, son valiosas, pues me permiten construir un puente entre un alma y otra alma, a veces herida y con tendencia al aislamiento. Lo sé porque al escuchar a otras personas compartir dolores y penas similares a las que pensaba que solo tenía yo, me da esperanza, sobre todo, cuando quien me lo comparte está viviendo la recuperación.
Miguel