Intuitivamente sabremos cómo comportarnos en situaciones que antes nos sentíamos desconcertados
A medida que fui avanzando en mi recuperación ayudado por un padrino (el de ahora, el de antes, no importa, sabía que solo no podía) me di cuenta en principio porqué buscaba consumir pornografía. Me sentía felíz, enojado, molesto, maravillado o el sentimiento que fuera y consumía. No podía diferenciarlo, lo único que sabía era que debía parar con esas conductas, eso me enseñaron en los grupos, pero no mis padrinos.
Comencé, de a poco, a identificar esos sentimientos que me hacían la vida ingobernable, igual, consumía, pero ya podía identificarlo y si no lo podía hacer, recibía ayuda. Más adelante, a medida que me iba dando cuenta cómo estaba anímicamente, trataba de compartirlo con compañeros, sabía que si estaba demasiado enojado, iba a querer taparlo con porno.
De a poco, fui dándome cuenta que si estaba por experimentar algo fuerte, como puede ser, en su momento, una salida con una chica o la visita de mi hermano, me ponía a resguardo, trataba de contar qué me pasaba. Así lograba disuadirlo, pasar el momento, liberarme de la pesada carga que podía significar en mí esas situaciones. La intuición la fui adquiriendo, claro, a medida que juntaba tiempo de abstinencia. Me fue difícil identificarlo pero ahí estaba, marcándome todo negativo, era el ego, un actor importante en lo intuitivo. Él jugaba sus cartas negativas para impedir la intuición positiva. Si algo bueno pasaba o sentía, el ego estaba ahí autodestruyendo y dinamitando ese pensamiento.
Así fue durante mucho tiempo en mi vida, pero ahora logro reconocerlo y darle más fuerza a la intuición positiva.
Emiliano, un adicto en recuperación